Monday, June 12, 2006

Este es un homenaje a György Ligeti, fallecido hoy 12 de Junio del 2006, a los 83 años de edad. Ligeti, cercano a Bartók, músico de vanguardia, explorador de la electroacústica, renovador del lenguaje contemporáneo, pero ante todo músico de enorme talento. Creo que yo me convencí de ello cuando escuché su ciclo de estudios para piano. Se trata de una obra fascinante. Sorprenderán a aquéllos que asocien vanguardia con disonancias ininterrumpidas, mensajes encriptados o atonalismos. Es una obra muy interesante que recomendaría para empezar a conocer a este autor, o incluso a cualquier aficionado que quiera iniciarse en el mundo de la música contemporánea.

Aunque no deje de ser un tópico, como amante del buen cine no puedo dejar de recordar la presencia de Ligeti en la obra del cineasta Stanley Kubrick en trabajos como 2001: una odisea en el espacio, El resplandor o Eyes Wide Shut. Me resulta difícil pensar en estas obras sin tener presente el papel de la música de Ligeti, al igual que es complicado no asociar el thriller psicológico de Hitchcock con la música de Bernard Herrmann.

En un dia como hoy, me gustaría pensar que tal vez veremos programada su ópera El gran macabro en los teatros de España en un futuro no lejano, aunque hasta que Ligeti no sea más cercano al gran público será difícil que esta elección sea rentable y por lo tanto complicado de llevar a cabo.


Volviendo a sus impactantes estudios dedicados al piano, una de las maravillas del piano de la 2ª mitad del siglo xx, os dejo una pequeña muestra:

-Estudio n°7, Galamb borong:

http://www.yousendit.com/transfer.php?action=download&ufid=B376ADEB6E9DF62C.

-Estudio n°8, Fém:

http://www.yousendit.com/transfer.php?action=download&ufid=5E245E4532F64E25.

-Estudio n°10, Der Zauberlehrling:

http://www.yousendit.com/transfer.php?action=download&ufid=422433CD7DC0F5C8



http://www.diverdi.com/tienda/dosierd.aspx?id=151

Sunday, June 04, 2006

Charles Valentin Morhange ALKAN(1813-1888) es uno de esos compositores raros, desconocidos, que parecen estar rodeados de misterio en todas las facetas de su vida. No fue célebre en su época, ni lo es tampoco a dia de hoy, sin embargo entre su irregular catálogo musical figuran obras extraordinarias de incalculable valor que sorprenderían a más de un oyente. Es evidente que la enorme dificultad técnica que caracteriza a sus obras no ha facilitado su difusión; contados son los pianistas que se han atrevido a grabar o mucho menos interpretar en público unas obras tan arduas que ponen a prueba y llevan al límite las habilidades del intérprete. El mismo Liszt manifestó que siempre se cuidaría de no tocar en un mismo concierto en el que tocase su colega Alkan, lo cual viene a ser bastante ilustrativo sobre el dominio técnico de éste, cuando precisamente Liszt fue el mayor virtuoso del piano del siglo XIX.

Alkan, de origen judio, fue también un gran erudito. Realizó la primera traducción del Talmud al francés, sin embargo hoy me centraré en su vida como músico.
Comenzó su educación musical en el conservatorio de París a la edad de seis años, y con trece ganó el primer premio de armonía y de piano. Pronto se convirtió en un virtuoso del piano y llegó a tocar junto a Chopin en uno de sus recitales. Sin embargo no era la persona idónea para sorprender y encandilar al gran público. En este sentido fue Liszt (y tal vez Thalberg) quien llegó a ocupar toda la atención de un público que buscaba a un virtuoso con carisma y personalidad que les hiciese delirar con el espectáculo circense y con el "más dificil todavía". Aunque por supuesto, Liszt fue mucho más que eso, pero esa es ya otra historia. No nos desviemos del tema. Con el paso del tiempo, Alkan fue desvinculándose de la escena pública. Realizaba apariciones públicas de tarde en tarde, celebrando algunos recitales, pero éstos se producían cada vez en más raras ocasiones. Por lo general se diría que se limitó a impartir lecciones musicales privadas para subsistir, apilando composición tras composición, hasta que llegó a convertirse en una persona huraña, que apenas salía de casa y que evitaba las visitas a toda costa.

Entre dichas composiciones me gustaría destacar el que considero que es uno de los conciertos para piano más fascinantes que se han escrito, desarrollado en tres movimientos, sin acompañamiento orquestal, que forma parte de un ciclo de estudios sobre los tonos menores. También compuso una original sonata para piano que tituló "Las 4 edades", con la que viene a representar las distintas etapas de la vida, cada una en un movimiento. He aquí su primer movimiento, <vingt ans> (veinte años):
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Murió a los 74 años, según la leyenda tras caérsele encima la librería cuando se disponía a tomar un libro en su biblioteca, aunque fuentes más fiables hablan de un ataque al corazón. Alkan está enterrado en el cementerio de Montmartre en París, a escasos metros de su coetáneo Halévy.

Aquí podréis escuchar el primer movimiento de su concierto para piano op.39 en una interpretación apabullante del pianista británico John Odgon:
http://www.yousendit.com/transfer.php?action=download&ufid=B112638C511DADA1


En el siguiente enlace, uno de sus estudios para piano más líricos, el Canto de amor-Canto de muerte:

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Tuesday, May 30, 2006


Si en alguna ocasión alguien me preguntase por un artista atípico y excéntrico, yo le hablaría de Alexander Scriabin (1872-1915), al que considero uno de los compositores más interesantes y enigmáticos que han existido. Scriabin fue un talento precoz. Fuertemente influenciado por Chopin y Wagner comenzó su carrera como compositor creando obras elegantes de gran inspiración melódica y armónica, cargadas de sutilezas y con una inclinación por la irregularidad rítmica y el empleo del tempo rubato. Sin embargo, el final de siglo XIX era un periodo de ebullición de ideas y de cambio, en el que el uso del sistema tonal parecía haber llegado a su culminación desde Wagner, siendo necesaria una transición hacia una nueva meta. Fue una época de experimentación, en la que Scriabin fue uno de sus más interesantes representantes.

Tras la fantasía en si menor op.28, posiblemente su última obra plenamente romántica, comienza a alejarse del sistema tonal convencional.
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Es una época en la que comienza a cobrar fuerza su interés por el misticismo oriental, por el ocultismo y en la que frecuentará los círculos teosóficos de moda. También es un periodo en el que reconfigura su lenguaje armónico, en el que cada vez será más usual el empleo de los intervalos de cuarta, y en el que su universo sonoro comienza a destilar mayor ambigüedad y misterio. Nombres tales como “llamas oscuras”, "misa negra", “poema divino” o “poema del éxtasis” empiezan a aparecer en sus publicaciones. Él mismo definirá como “místico” a su acorde de cuartas do fa# sib mi la re.

Dice Paul Henry Lang refiriéndose a Scriabin:

“Artistas como él no se interesan en los fines sociales ni en la música del pueblo, y ni siquiera en problemas puramente técnicos o formales; todo lo conocen y todo lo quieren y, al igual que Ícaro, se elevan sin temerle a la vecindad abrasadora del sol. El nuevo sistema armónico de Scriabin probó que el tono ya no bastaba por sí solo y que la reparación del sistema tonal no podría traer la solución. No bastaba el ya inmensamente rico esquema colorístico de la orquesta moderna; Scriabin y sus seguidores querían luz verdadera y verdadero color. En sus últimas obras se liberó Scriabin enteramente de los lazos de la tonalidad, prentendiendo haber encontrado la respuesta al enigma de la música cósmica.”

Sonata n°5 op.53: http://www.yousendit.com/transfer.php?action=download&ufid=EA6648A940EE197F

Encargó un instrumento proyector de colores que empleó en sus últimas obras, ideando un complejo sistema que mediante asociaciones sinestésicas integraba música y color, estableciendo dos espectros, uno sonoro (la música) y otro luminoso (proyección de colores). Su personalidad megalomaniaca le llevó a plantear un proyecto que aspiraba a convertirse en la obra de arte total, una síntesis de todas las artes en la que apelaría a todos los sentidos. La llamó Mysterium. Ésta debería representarse en un templo hindú, en el que tendrían cabida música, color, aromas exóticos, danza, pintura. Sin embargo, apenas dejó una partitura incompleta y unos cuantos esbozos de lo que esta ambiciosa obra debía ser, puesto que la muerte le sorprendió a la temprana edad de 43 años.

Antes de morir nos legó maravillosas grabaciones de sus obras a modo de cilindros que datan de 1910. Aquí os dejo una muestra:

-Poema op.32 n°1 (Scriabin):http://www.yousendit.com/transfer.php?action=download&ufid=9EEB64D83A397FC9

-Mazurca op.40 n°2 (Scriabin):http://www.yousendit.com/transfer.php?action=download&ufid=0A42BAC91BEC3BE0

Monday, May 29, 2006


Cuando pienso en Bill Evans pienso en uno de los músicos-pianistas más poéticos y penetrantes de la segunda mitad del siglo XX. Para muchos melómanos, entre los que me encuentro, Bill Evans vino a ser en el jazz lo que Chopin fue para la música romántica del siglo XIX. No era un intérprete que buscara impresionar con su técnica, a pesar de que ésta era impecable. Él era un comunicador, un poeta. Cuando llegó, revolucionó el lenguaje jazzístico con una visión introspectiva cargada de lirismo. Así lo demostró con 29 años en el que quizás es hoy en día el disco de jazz más popular y reconocido. Como muchos de vosotros sabréis me estoy refiriendo al mítico <Kind of blue> de 1959. Fue Evans quien influyó con su estilo en la orientación que tomaría Miles Davis como líder del grupo encaminándose a una suerte de jazz modal, reflejado en el bellísimo tema de Evans <Blue in green>:
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Comentaba Jack Reilly en un tratado sobre la armonía de Bill Evans que cuando lo conoció en 1951, al entrar en la habitación en la que el pianista tocaba, éste se encontraba interpretando al piano con tremenda exactitud la partitura orquestal de la consagración de la primavera de Stravinsky. El talento siempre es fruto de un gran trabajo y de unas cualidades excepcionales. Ambas facetas caracterizaron a Bill Evans, que tocó hasta el último suspiro, a pesar de la grave adicción a la heroína que acabó con él. Aun con el hígado destrozado, y con grandes dolores podíamos verle tocando en sus últimos días, con unas manos ya hinchadas, pero con la mente lúcida, diciendo sus últimas palabras, más sinceras si caben, con la humildad de aquél que sabe que ya nada se juega. En esas condiciones grabó uno de sus últimos trabajos, <You must believe in spring>, uno de los discos más bellos que podemos nombrar si hablamos de jazz. Murió en 1980 a los 51 años de edad.


“I believed in things that are developed through hard work. I always like people who have developed long and hard, especcially through introspection and a lot of dedication. I think what they arrive at is usually a much deeper and more beautiful thing than the person who seems to have the ability and fluidity since the beginning”.-Bill Evans.



Aquí podéis escuchar el que considero que es uno de los temas más personales y profundos de Bill Evans, NYC´S NO LARK, cuyo nombre no es más que un anagrama de Sonny Clark, pianista y amigo de Bill Evans al que le fue dedicado tras su fallecimiento derivado del consumo de estupefacientes, adicción contra la que Evans luchó gran parte de su vida. Es una obra melancólica, tensa, en la que cercana a su conclusión y arrancando un último grito al piano parece querer revelarse, irritado, contra lo inevitable. Después, el silencio.

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Hoy quería compartir con vosotros la danza del gaucho matrero de Alberto Ginastera, que es la tercera de las danzas argentinas opus 2. Si hay algo que me llama la atención en esta obra es la cercanía a Bartók en su lenguaje, todo ello acompañado de un estilo puramente latinoamericano. Aquí os dejo una grabación del pianista cubano Javier González, al que conocí hace unos años en un curso pianístico y que me regaló el disco del que he extraído esta pieza. Recuerdo que al tocar nos contagiaba la alegría con la que interpretaba las obras. Espero que os guste.
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Saturday, May 27, 2006

Queridos amigos, hoy quería hablaros de una obra única que me fascinó desde el primer instante: Lulu, de Alban Berg.

Esta ópera de Alban Berg parte de la más famosa obra de teatro de Frank Wedekind, Espíritu de la tierra y La caja de Pandora. En ella, Lulu encarna a una femme fatal cargada de misterio y sensualidad que va arrastrando a los hombres a un final cada vez más trágico y violento. Si bien no es la primera obra operística que trata este tema, hay algo inusual en Lulu que la hace especialmente atractiva. Por un lado, el brillante texto de Wedekind, cargado de detalles y simbolismos que el espectador irá desentrañando a medida que avanza la obra, la cual nos presenta una tragedia adulta, cargada de sexualidad y con un compendio de personajes perfectamente definidos. Por otro lado, la maravillosa música de Berg, incisiva y plenamente expresionista, pero también lírica y sensual, con la que Berg nos traslada a un mundo sonoro oscuro y mágico en el que incluso tiene cabida al final del primer acto una música cercana al cabaret de principios de siglo xx.

Presentada en el prólogo como la serpiente que arrastrará a sus víctimas al abismo, Lulu irá cambiando su atuendo después de cada muerte, como si su piel mudase.
Sin embargo, nuestra protagonista será tanto el verdugo como la víctima: esta gran obra sigue un patrón palindrómico, no tan solo en determinados pasajes musicales, sino también en el argumento, que nos presenta el ascenso y el declive de Lulu, quien para sobrevivir termina prostituyéndose, en el último acto, en un barrio marginal londinense. Tras nuestros ojos desfilarán una serie de clientes que reconocemos como los alter egos de las víctimas que Lulu condujo a la muerte, un reflejo distorsionado de lo que aquéllos fueron una vez. Finalmente, Jack el destripador consuma la venganza, acuchillando a nuestra protagonista y a su fiel acompañante, la condesa Getswich, en uno de los pasajes más estremecedores de la literatura operística.
La condesa, que ha sido manipulada y que ha sacrificado su fortuna y su salud por Lulu, a la que ama profundamente, despide esta obra con su último adiós <¡Lulu, mi ángel...déjame verte una vez más!¡Estoy cerca de ti!¡Estaré cerca...toda la eternidad!>.
Wedekind nos presenta así, no sin cierta ironía, el final de la condesa Getswich, ese personaje repudiado por la sociedad, que finalmente resulta ser también el más sincero y humano.

Si desean conocer esta obra, les recomiendo el dvd que recoge la representación del festival de Glyndebourne de 1997, dirigido por Andrew Davis, con la joven Christine Schäfer en el rol de Lulu, que plasma magistralmente.

Aquí les dejo una muestra. Se trata de la escena final del segundo acto, en la que Lulu seduce al hijo de Ludwig Schön, añadiendo mientras se entregan a la pasión:
Lulu:"¿No es éste el diván en el que se desangró tu padre?".
Alwa Schön: "¡Calla!¡Calla!".
Cae el telón.

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Quinta pieza de la suite orquestal sobre la ópera de Berg, que incluye la escena final: http://www.yousendit.com/transfer.php?action=download&ufid=E8AFA43413EF596C